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El primer paso.

Recuerdo mi infancia, mi adolescencia… Recuerdo todo por lo que tuve que pasar en mi época de la educación secundaria obligatoria. Quizás en primaria somos todos más inocentes, tengamos TEA o no, y eso hace que bueno, pasemos más desapercibidos, sobre todo cuando tu TEA es invisible. Pero como sabéis, TEA significa Trastorno del Espectro Autista y como bien dicen las siglas, es un Espectro. Esto quiere decir que el TEA abarca desde las personas sin habla hasta las personas que saben cómo ser como los demás, escondiendo sus rasgos. Y esto, a nivel educativo, demanda un nivel de atención bastante importante, y necesario. El nivel de atención que demanda se da en dos sentidos:
  1. A nivel académico.
  2. A nivel social.
Y no me digáis por qué, pero la parte social es la menos atendida, hoy día. Al menos así lo sentí yo cuando era estudiante. Yo era una chica de 10, todo sobresaliente, pero de relaciones sociales un tanto peculiares y nadie se fijó en eso. O nadie quería fijarse. El caso es que las personas con TEA somos más vulnerables de cara sufrir a bullying y eso hay que tenerlo en cuenta. Por no tener herramientas para defendernos, por ser personas demasiado buenas (o inocentes), por no saber interpretar lo que el lenguaje no verbal quiere decir… Y porque aún hoy día la diferencia es visto con miedo, quizás, que desemboca en rechazo, y por tanto, en prestar poca atención. Dicho esto, ¿qué podemos hacer? Yo creo que el primer paso es conocer. Y más como profesores o como tutores, que tendríamos que ser las personas del entorno educativo que más conoce a su alumnado. Y todo empieza por intentar ver las situaciones a través de los ojos de una persona que tiene TEA, que vive la condición y que pasa por procesos de reconocimiento de identidad como:
  • ¿Por qué todo el mundo hablan entre ellos y a mí me cuesta?
  • Me siento diferente… ¿por qué?
  • La gente se mete conmigo y no lo entiendo, yo solo quiero dar lo mejor de mí.
  • En clase es todo fácil, tú te limitas a escuchar. El recreo es horrible, no sé con quién ir.
  • Ojalá hubiese alguien que quisiese escucharme.
  • ¿Qué me pasa? ¿Estoy bien?
Son cosas que a mí me pasaban y que me encantaría que a mis futuros alumnos no les pase. Por tanto, la entrada de hoy la podemos concluir cómo:

«El primer paso para que un o una estudiante con TEA acabe la secundaria con éxito, es generar el entorno social adecuado. Con normas, con límites, como con cualquier o cualquiera estudiante, pero con amor y respeto. Amor por parte del profesorado, y respeto por parte del alumnado.»

 

1 comentario en «El primer paso.»

  1. Yo pasé por esa etapa y lo más complicado es la forma de relacionarse de los adolescentes que puede ser bastante dura y cruel. Sobre todo como dices cuando el alumno con TEA no tiene las mismas herramientas (ni los mismos ritmos) para poder defenderse. Quizá para lo que para otra persona es una simple broma, a esa persona le puede resultar más complicado de gestionar.

    Por otro lado, puede existir una falta de comprensión de los profesores.
    Por lo que he estado viendo, no todos los institutos tienen las herramientas para detectar y ayudar a personas que puedan estar en el espectro.

    Lo que yo he vivido en mi caso, y que es difícil por parte del profesor de atender, son los ritmos.
    En mi caso llevaba otro ritmo a la hora de seguir la clase y acababa sintiéndome tonto y teniendo muy bajo rendimiento académico. Sin embargo, por mi cuenta era capaz de aprender un montón. Es como que necesito que el profesor se pare y que me pregunte ya que en algunos puntos aprendo los conceptos a la primera y en cambio en otros me quedo pillado. Esto se puede deber a que las personas con TEA procesan la información de una forma más lineal y pueden tener problemas con las actividades que son más complejas y que necesitan atender más cosas a la vez.
    Me ha llegado a ocurrir por ejemplo el salir a la pizarra a hacer un ejercicio y quedarme bloqueado al hacer una multiplicación. Quizá ahí ayude la sensibilidad y comprensión del profesor ya que eso no significa para nada que el alumno no tenga habilidades para aprender matemáticas.

    En cuanto a las relaciones sociales, podría ayudar que hubiera algún compañero que pudiera ayudar a la persona con TEA a integrarlo. Por ejemplo a facilitarle las relaciones con otros compañeros y a detectar cuando otras personas se pueden estar pasando con él.

    Por último como dices, es importante que el alumno con TEA entienda y acepte las normas como algo que le va a facilitar su integración y su aprendizaje. Algunos alumnos con TEA quizá lo único que necesitan es una buena comunicación de esas reglas para que puedan entenderlas desde su punto de vista personal ya que es un rasgo característico del autismo el estar muy centrado en nosotros mismos y en nuestra propia visión. De esa forma se pueden evitar muchos conflictos.

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